El 15 de febrero en Libia
militantes enmascarados vinculados al grupo terrorista ISIS (por sus siglas en
inglés) llevaron a 21 egipcios cristianos a las orillas del mar
Mediterráneo y los hicieron arrodillarse. Luego los yihadistas islámicos tomaron
sus cuchillos y decapitaron a cada uno de los hombres.
Mientras el agua de mar
creó una espeluznante marea roja, uno de los militantes emitió una amenaza a
todos los occidentales: “Lucharemos todos juntos. En el mar que escondieron el
cuerpo del jeque Osama Bin Laden, juramos por Alá, que lo mezclaremos con
la sangre de ustedes”.
Una reciente ola de
decapitaciones islámicas—grabadas y colocadas en la internet—le recuerda al
mundo que ISIS y otros grupos ultraviolentos musulmanes no han desaparecido.
En el 2014, los terroristas de ISIS decapitaron soldados sirios y
libaneses, periodistas estadounidenses, al periodista japonés cristiano Kenji
Goto, trabajadores humanitarios y hasta niños de familias cristianas. Ahora su
terror se ha esparcido mucho más allá de la frontera de Siria.
Los terroristas declaran
que están llevando a cabo la voluntad de Alá y citaron un pasaje del Corán
(Sura 47:4) para justificar su brutalidad: “Cuando te enfrentes a los no
creyentes, hiérelos en el cuello hasta causar matanza”. Los musulmanes más
pacíficos han condenado este comportamiento extremo de ISIS, pero esto no ha
convencido al Oeste de que no estemos en peligro de peor violencia.
El arroyo de sangre que
vimos en el 2014 puede que se convierta en un río este año, y los cristianos en
el Oriente Medio son los más vulnerables.
¿Qué podemos hacer? Es muy
probable que sea necesaria la acción militar, especialmente si el terror llega
a nuestras costas. Pero antes que los terroristas suicidas ataquen Dallas o
decapiten personas en las calles de Pittsburgh, la comunidad cristiana
tiene que despertar a la necesidad de la oración de emergencia. Aquí están seis
maneras bíblicas en las que puede orar:
1. Ore por denuedo
para dar testimonio del Evangelio en medio de la persecución. La
persecución era una realidad en la iglesia del Nuevo Testamento, pero no detuvo
a los primeros discípulos de difundir el evangelio. Después que Pedro y Juan
fueron arrestados y se les dijo que dejaran de predicar, ellos anunciaron:
"No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" (Hechos 4:20).
Ore para que los cristianos perseguidos no sean intimidados o silenciados por
los actos de terror.
2. Ore por milagros
sobrenaturales que confirmen el evangelio. Cuando la iglesia primitiva se
enfrentó a la oposición, oraron no sólo por la audacia, pero también por una
manifestación del poder de Dios. Ellos oraron en unidad en Hechos 4:29-30: “Y
ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo
hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y
señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús”. Ore para que
Dios extienda su brazo santo y le muestre al mundo que Él es real,
especialmente a los militantes musulmanes que no conocen al Salvador.
3. Ore para que la semilla
de los mártires produzca una cosecha de creyentes. Cuando una multitud
enfurecida apedreaba a Esteban, el primer mártir de la Iglesia primitiva, él
gritó de rodillas: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hechos 7:60).
Su muerte fue trágica, pero no fue en vano. Un gran derramamiento del Espíritu
Santo siguió su martirio. Cuando un cristiano nacido de nuevo da su vida por
Jesús, Dios toma nota y responde. Este podría ser el momento de mayor despertar
espiritual en el Oriente Medio.
4. Ore para que una gran
convicción caiga sobre aquellos que persiguen la Iglesia. Saulo
estaba empeñado en detener y matar a los primeros discípulos, y vio como fue
martirizado Esteban. Sin embargo, poco después que Saulo lanzó su campaña de
terror, cayó sobre su rostro en el camino a Damasco y se convirtió de manera
espectacular (ver Hechos 9:3-4). Este mismo milagro puede suceder hoy a los
líderes de ISIS. No limite el poder de Dios ni haga oraciones de venganza y
juicio sobre estas personas. Oremos para que los más feroces militantes
perseguidores de la iglesia tengan un encuentro de frente con el Hijo de
Dios.
5. Ore por protección
angelical e intervención divina. Durante una ola de persecución contra la
iglesia del Nuevo Testamento, un ángel se apareció en la celda de la prisión
donde estaba Pedro, lo despertó e hizo que sus cadenas cayeran (ver Hechos
12:7). Más tarde, después de que el rey Herodes se negó a detener su régimen de
terror, un ángel le hirió de muerte (ver 12:23). La Biblia no dice que la
iglesia oró por la muerte de Herodes; nunca debemos orar con un espíritu de
venganza, pero debemos dejar lugar a la ira de Dios cuando la misericordia se
agote.
6. Ore para que la
comunidad cristiana mundial trabaje por la paz y la justicia en el Oriente
Medio. No podemos simplemente sentarnos y ver a nuestros hermanos y
hermanas ser decapitados por su fe, mientras nosotros disfrutamos de nuestras
comodidades del primer mundo. Tenemos que ser solidarios con ellos, no sólo en
la oración, sino también en la acción. Debemos apoyar activamente a los líderes
del gobierno y de la iglesia que están obrando tras bastidores por la
reconciliación, para dar ayuda humanitaria y por la protección de las víctimas
de la injusticia.
Nuestra respuesta a esta
ola de terror no puede ser el miedo o el odio. No gaste su tiempo maldiciendo
las tinieblas. Sea proactivo al orar fervientemente. Pídale a Dios que desate
en el Oriente Medio un gran derramamiento del Espíritu Santo, que no sólo
traiga a Cristo a los musulmanes pacíficos, sino también a los militantes
islámicos sedientos de sangre que estén afilando sus cuchillos para el próximo
ataque.
—Por J. Lee Grady,
exeditor de la revista Charisma y director del ministerio The Mordecai Project;
themordecaiproject.org. Traducido de: charismanews.com.
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