Puede ser que hoy te
sientas turbada por algunas experiencias angustiantes que han llegado a tu
vida. Algunas de forma inesperada y crees que no las mereces. Puede ser
que has tenido gran dificultad para comprenderlas. Te invito a que te
hagas esta pregunta: ¿cuál es el objetivo final del Señor por medio de esta
experiencia de dolor? Todo cuanto nos acontece tiene un significado. Reconozco
que en el momento en que estamos en el punto rojo de la crisis hay una gran
complejidad que nos hace difícil comprender el asunto. Lo importante es que
mientras vaya llegando a tu vida la iluminación de los propósitos que vienen
acompañados de las crisis, vayas liberándote del dolor.
En la consulta de
consejería vemos gente todos los días que no puede o no quiere salir de la
situación de angustia. Hay personas que se aferran y hasta podríamos
decir que se enamoran del sufrimiento. Aunque en la experiencia humana no
podemos librarnos de situaciones fuertes y retos, podemos tener la seguridad
que ese no es el final de la historia. Hay otros capítulos gloriosos que
ya están escritos para ti. En el momento doloroso es difícil poder verlo,
pero sin duda más adelante lo verás. Así como Sara vio a su Isaac, luego
de que pasara por la angustia de la esterilidad. Así como Rahab vio su
liberación después de haber vivido marginada en el muro de la ciudad. Así
como María vio a Jesús resucitar después de llorar la muerte de su amado
hijo. Ahora bien, mientras se camina hacia la transformación de la
historia se supone que se vaya produciendo algo eterno e inquebrantable en
nuestro interior.
De lo que podemos tener
total seguridad es que mientras se va desarrollando el fruto del espíritu a
través de nuestras experiencias de dolor, el Señor está con
nosotras. Afirmo sobre tu vida que hoy se está desarrollando un
testimonio muy bello y en tu interior se está produciendo algo lleno de la Gloria de Dios. ¡Lo verás y
lo hablarás!
“Me darás a conocer la
senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites
para siempre” (Salmo 16:11).
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